Gatos y hombres, una historia apasionante
El gato, un animal que no deja indiferente a nadie y que ha pasado del amor al odio en diferentes etapas de la historia de la humanidad
El gato es una de los animales domésticos más abundantes en el mundo en el momento actual y todos aquellos que tenemos o hemos tenido gatos alguna vez, hemos podido disfrutar de su discreta y silenciosa compañía que es capaz de aportar un gran estado de equilibrio al hogar.
También hay que reconocer que, a diferencia de otras especies, el gato es un animal independiente, llegando incluso a tener en algunos casos la consideración de egoista e interesado, sobre todo por aquellos que no lo conocen en profundidad.
Este patrón de comportamiento ha hecho que a lo largo de la historia el gato haya pasado por etapas mejores y peores, ¡pero cuales!.
Tenemos que comenzar por decir que los primeros datos acerca de la domesticación o, al menos, de una convivencia más o menos cercana entre gatos y personas, se remonta a los 7000 años antes de Cristo, a partir de hallazgos arqueológicos en Chipre. Parece que esta primera relación se pudo asociar con los inicios del sedentarismo del hombre y el desarrollo de su capacidad de almacenamiento de cereal, dando pie a la proliferación de roedores en estos lugares que eran aprovechados por los gatos.
A partir de este momento, tenemos que destacar que el periodo más esplendoroso en la historia antigua de nuestra relación con este felino se encuentra sin duda en Egipto en torno entre el 3000 y 2000 a.C. momento en el cual se convirtió en un animal muy apreciado por su aspecto dulce y cercano y por su capacidad para controlar plagas de roedores y serpientes, protegiendo por un lado los acopios de cereal que servían como alimento, así como la vida de los habitantes de las casas dónde había gatos, hasta alcanzar la consideración de animal sagrado.
Posteriormente el gato fue ampliando su área de distribución desde Egipto, primero a Grecia y de ahí a Roma y a otras zonas de Europa y después a paises como China o Japón al participar en intercambios comerciales.
En la historia más reciente, el gato mantiene una buena consideración en la Baja Edad Media en Europa por su capacidad cazadora de roedores, pero a partir del siglo XIV con la recuperación de cultos paganos tras la presencia de episodios de peste negra, se comenzó a asociar al gato con cultos infernales y con un animal que atraía la mala suerte, comenzando entonces un periodo de persecución del animal, que duró algunos siglos, hasta el Renacimiento en el que con el aumento de la cultura y un incremento también de la necesidad de contar con aliados para controlar plagas de roedores que asolaban las cosechas, los gatos recuperaron su imagen, llegando ya hasta nuestros días tal y como lo conocemos, como uno de los animales de compañía por excelencia, a pesar de alguna connotación negativa puntual, como ocurre con las historias de los gatos negros, aunque nosotros ¡no somos supersticiosos! y nos encantan.
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